martes, 22 de junio de 2010
el liberalismo
(De la naturaleza transformadora de la idea liberal en acción)
“...ni siquiera el vértigo de las transformaciones
incesantes vuelve por entero anacrónica la
tradición radical, sustentada en la escritura,
la búsqueda del conocimiento, la tolerancia
y el uso de las libertades”
Carlos Monsivaís
(Las herencias ocultas del pensamiento
liberal del siglo XIX)
Ante el fracaso político del PAN y la caída vertical del PRD, el PRI se alza como la única alternativa política de solución a los acuciantes problemas de México, bajo la condición de que recupere su tradición liberal y la ponga al servicio del constante mejoramiento económico, social y cultural del pueblo.
El liberalismo mexicano no es únicamente doctrina sino también experiencia histórica. El liberalismo –escribe Jesús Reyes Heroles en “El Liberalismo Mexicano” FCE. México, 1974)- surge de la razón y se traduce en actividad. Hay una idea liberal en acto; una inmersión de la idea liberal en la realidad y de ello proviene el liberalismo como experiencia cargada de sentido histórico (...) Viniendo de la razón, el liberalismo no se queda en ella. Al nacer como moral –las relaciones del hombre con el hombre se explican y fundan en la ética- el liberalismo encontró en sí mismo los incentivos para la actividad (...) El liberalismo –discutidor y todo- fue actividad y lucha por transformar la realidad. Los liberales crearon naciones, fueron opositores y gobernantes (...) El liberalismo, como experiencia, de una interpretación del mundo, se convirtió en un intento por transformarlo (...) El contacto con la realidad salvó al liberalismo de pretender absolutos. Su origen racionalista lo llevaba a ello; pero la aproximación a la historia lo inducía a la relativización. Estas dos vertientes engendraron un liberalismo templado, distante por igual del dogmatismo y de la resignación frente al suceder. La experiencia liberal mexicana es una de las más aleccionadoras. En México, peldaño a peldaño, la idea liberal en acción fue obteniendo realidades y siendo permeable a éstas, fue adquiriendo matices de originalidad. Por ello el proceso del liberalismo mexicano fue sumamente complejo y resulta difícil seguir sus huellas, a veces imperceptibles. Localizadas, nos conducen a un liberalismo dotado de originalidad.
A través de la Constitución de 1857, en México se estableció la libertad de enseñanza, de imprenta, de industria, de comercio, de asociación, de trabajo, de pensamiento y la igualdad ante la ley. Es conocido por todos que los conservadores liderados por Félix María Zuloaga, se rebelaron contra la nueva constitución y estalló la “Guerra de Reforma” (o de Los Tres Años; del 1858 al 1861) A causa de este enfrentamiento, la Constitución permaneció sin efecto hasta el año de 1861, cuando triunfaron los liberales.
En la cabeza de ese texto constitucional, pionero de la doctrina política liberal mexicana, pueden leerse las siguientes palabras:
Los representantes de los diferentes Estados, del Distrito y Territorios que componen la República de México, llamados por el plan proclamado en Ayutla el 1 de Marzo de 1854, reformado en Acapulco el día 11 del mismo mes y año, y por la convocatoria expedida el 17 de Octubre de 1855, para constituir a la nación bajo la forma de República democrática, representativa, popular, poniendo en ejercicio los poderes con que están investidos, cumplen con su alto encargo decretando la siguiente CONSTITUCIÓN política de la República Mexicana, sobre la indestructible base de su legítima independencia, proclamada el día 16 de Setiembre de 1810 y consumada el 27 de Setiembre de 1821 (...) Dada en el salón de sesiones del Congreso, en México a cinco de Febrero de mil ochocientos cincuenta y siete, trigésimo séptimo de la Independencia.
Sigue la enumeración de los nombres de los diputados por entidad federativa; el párrafo de abajo es el que se refiere a nosotros:
Por el Estado de Puebla: Miguel María Arrioja, Fernando María Ortega, Guillermo Prieto, J. Mariano Viadas, Francisco Banuet, Manuel M. Bargas, Francisco Lazo Estrada, Juan N. Ibarra, Juan N. de la Parra.
No olvidemos que Guillermo Prieto –ilustre liberal Juarista, singular hombre de libros y de acción, fue director aquí en Puebla de la Escuela Normal. También debemos tener en mente, en estos tiempos de abandono de los programas ideológicos partidistas, que Ignacio Manuel Altamirano –figura señera de la cultura y la política nacional- fue presidente, en 1881, del Colegio del Estado, institución educativa antecedente de la Benemérita Universidad Autónoma de Puebla.
Sobre esto, podemos leer en la publicación Tiempo Universitario no. 5/2003, del Archivo Histórico de la BUAP que dirige –brillantemente- el maestro Alfonso Yánez Delgado, lo que sigue:
A principios de 1881 Ignacio Manuel Altamirano (1834-1893) toma posesión como presidente del Colegio del Estado, hoy Benemérita Universidad Autónoma de Puebla (BUAP). A pesar de que su gestión fue muy breve —apenas unos meses— impulsó diversas iniciativas que fortalecieron la vida académica y cultural del Colegio, entre ellas la creación del "Reglamento para el gobierno interior" de dicho centro de estudios, en el que se indicaba que la finalidad del mismo era "impartir educación preparatoria, científica y especial determinada por las leyes" (Vid. Marín H. Miguel, y Castro Morales Efraín, Puebla y su Universidad, Patronato de la Universidad Autónoma de Puebla, 1959, p. 191).
Altamirano en Puebla, dirigiendo en 1881 la máxima institución educativa del Estado. Altamirano, el maestro masón, el liberal, el político, maestro, el periodista, el novelista, el indígena ilustrado que fue cónsul de México en Barcelona y París. El educador que organizó el sistema de educación primaria gratuita, laica y obligatoria como una medida estratégica para liberar del vasallaje mental al pueblo mexicano, estuvo en Puebla en 1881 dirigiendo el Colegio del Estado.
En estos días de confrontación política partidista e intrapartidista es útil recordar –la memoria es un arma para el presente- que nuestra Puebla es la de Gabino Barreda, José María Lafragua, Guillermo Prieto, Ignacio Manuel Altamirano, Ignacio Zaragoza, Los Hermanos Serdán, Vicente Lombardo Toledano y Gastón García Cantú.
Curioso lector, a continuación cito 7 artículos de los 29 que integran la 1ª sección llamada De los Derechos del Hombre de la Constitución de 1857. Note el lector su dramática y urgente vigencia, su pertinencia y combatividad política, además de su impecable redacción.
Artículo 1.- El pueblo mexicano reconoce, que los derechos del hombre son la base y el objeto de las instituciones sociales. En consecuencia, declara que todas las leyes y todas las autoridades del país deben respetar y sostener las garantías que otorga la presente Constitución.
Artículo 2.- En la República todos nacen libres. Los esclavos que pisen el territorio nacional, recobran, por ese solo hecho, su libertad, y tienen derecho a la protección de las leyes.
Artículo 3.- La enseñanza es libre. La ley determinará qué profesiones necesitan título para su ejercicio, y con qué requisitos se deben expedir.
Artículo 5.- Nadie puede ser obligado a prestar trabajos personales, sin la justa retribución y sin su pleno consentimiento. La ley no puede autorizar ningún contrato que tenga por objeto la pérdida, o el irrevocable sacrificio de la libertad del hombre, ya sea por causa de trabajo, de educación o de voto religioso. Tampoco puede autorizar convenios en que el hombre pacte su proscripción o destierro.
Artículo 6.- La manifestación de las ideas no puede ser objeto de ninguna inquisición judicial o administrativa, sino en el caso de que ataque la moral, los derechos de tercero, provoque algún crimen o delito, o perturbe el orden público.
Artículo 12.- No hay ni se reconocen en la República, títulos de nobleza, ni prerrogativas, ni honores hereditarios. Solo el pueblo, legítimamente representado, puede decretar recompensas en honor de los que hayan prestado o prestaren servicios eminentes a la patria o a la humanidad.
Artículo 27.- La propiedad de las personas no puede ser ocupada sin su consentimiento, sino por causa de utilidad pública y previa indemnización. La ley determinará la autoridad que deba hacer la expropiación, y los requisitos en que ésta haya de verificarse.
Ninguna corporación civil o eclesiástica, cualquiera que sea su carácter, denominación u objeto, tendrá capacidad legal para adquirir en propiedad o administrar por sí bienes raíces, con la única excepción de los edificios destinados inmediata y directamente al servicio u objeto de la institución.
Sirva todo la anterior como marco para el comentario de la divisa de Jesús Reyes Heroles: “La idea liberal en acción” significa confrontar el principio doctrinal con la realidad social.
Pongamos por ejemplo el Artículo 1.- El pueblo mexicano reconoce, que los derechos del hombre son la base y el objeto de las instituciones sociales. En consecuencia, declara que todas las leyes y todas las autoridades del país deben respetar y sostener las garantías que otorga la presente Constitución.
Ahora, declaremos que uno de esos derechos fundamentales del hombre es el derecho a la educación. Revisemos, después, la información oficial; descubramos que el promedio nacional de años escolares es 8, es decir, segundo grado del nivel de educación secundaria.
Y ahora postulemos que una medida urgente de política social es erradicar el rezago educativo que nos tiene en una inaceptable como peligrosa minoría de edad que coloca en riesgo la viabilidad de México como nación independiente.
Bien, ahora preguntemos: ¿Qué organización partidista se lo plantea? ¿Qué hace en la práctica para solucionar este problema social? Las respuestas a estas dos preguntas, sin duda, contribuirán para definir el perfil de los partidos examinados, que en este caso podrían ser el PRI, el PAN y el PRD. Es urgente para la recomposición de la vida pública del país la recuperación del debate ideológico y técnico, y el abandono de la degradada reyerta verbal en que los profesionales de la política han convertido la discusión de la agenda nacional.
Ahora que se anuncia la reforma integral a la educación básica de México, es oportuno pensar en una refundación de este subsistema educativo, tomando como inspiración la cruzada magnífica de Ignacio Manuel Altamirano en 1882, en beneficio del pueblo que rescate y actualice nuestra historia y que además brinde los elementos para formación de una conciencia ciudadana que propicie la participación social.
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